martes, 5 de enero de 2010

Cómo limpiar el objetivo de tu cámara

Pequeñas motas de polvo, algunas gotas de lluvia, la marca de un dedo... Por muy cuidadoso que se sea y todo el mimo que se ponga en el cuidado de la cámara, inevitablemente llega el momento en el que la lente frontal del objetivo requiere una limpieza.Este es un proceso que no debería ser demasiado crítico, pero hay una serie de normas que hay que cumplir si no queremos acabar con una lente rallada u otros problemas graves.

Lo primero que hay que tener el cuenta es que un objetivo es un elemento valioso. Creo que merece la pena evitar soluciones domesticas y gastarse un poco de dinero en adquirir algun kit de limpieza, que rara vez superan los 20€.


Independientemente de lo dicho anteriormente, voy a dar una serie de consejos de tipo general. Estos consejos son aplicables tanto a máquinas reflex como a compactas:
  1. Antes de nada, es recomendable quitar los granos de polvo y suciedad más importante con una brocha, barriendo hacia el exterior con suavidad. Otra opción es usar un soplador. Si no se hace esto primero, puede resultar que alguno de esos granos de polvo sea cuarzo, que tiene una dureza superior a la del cristal y, por tanto, lo podría rallar fácilmente al desplazarlo por frotamiento.
  2. Minimiza el uso de líquidos de limpieza y usa sólo aquellos recomendados. Los líquidos se pueden colar entre las junturas que unen la lente al resto del objetivo. Si usas agua, ésta puede entrar al interior. Puede ocurrir desde que tu objetivo se empañe por dentro de vez en cuando, hasta que se desarrollen hongos. Si usas otro líquido, cuidado. Quizás los alcoholes no dañen la lente, pero sí que pueden dañar otros elementos del objetivo.
  3. ¡Ten cuidado con lo que frotas! Si utilizas un pañuelo o papel higiénico, dejarás fibras de papel sobre la lente. La manga de tu camisa no es buena idea tampoco, y en general, cualquier apaño doméstico es poco recomendable. Se pueden usar gamuzas de las gafas, pero con muuucha precaución.
  4. El modo correcto de frotar es haciendo círculos desde el centro de la lente hacia el exterior.
En mi caso, la solución que más me convence es la siguiente: Venden ahora unos aparatitos (Lenspen, 12€ el original en Amazon.fr, 5€ marca Hama, $9 marca Nikon en Amazon.com, en Pixmania por precios similares...) del tamaño de un boli con una brocha retráctil a un lado (como la que menciono en el punto 1) y un limpiador seco al otro, con una concavidad que se adapta a la lente. No utiliza ningún líquido, sólo carbón activo para absorber las manchas de grasa.



Basta eso para realizar toda la limpieza: con la brocha eliminas el polvo y la suciedad más visible, y luego con la otra parte frotas haciéndo círculos para cargarte la grasilla. Si se resiste, humedeces la lente ligeramente con un poco de aliento y se repite el proceso hasta que quede suficientemente limpia.

Hasta ahora, lo que mejor me ha funcionado.

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